CRÓNICA EL TABLAZO

EL TABLAZO FINAL
No obstante lo avanzado del diciembre logramos una asistencia de 22 pedalistas para el epílogo del Clásico Finalización, en la que Felipe Rico, otro sobrino de Miguel Angel, se estrenó con el grupo. Un pacto de no agresión tácito se respiraba en el ambiente cálido de aquella mañana. Las clasificaciones estaban prácticamente definidas y hoy solo sería una etapa de transición y despedida de la temporada 2015, luego de 31 salidas oficiales, la de menor intensidad hasta el momento pues los puentes festivos, elecciones y lluvias; habían mermado el calendario programado.

Tomamos por última vez la vía que conduce a Tenjo y Tabio, y digo última vez, pues por el deterioro de la carretera y los policías acostados que a manera de tablas aparecen de vez en cuando en el asfalto, decidimos no volver a recorrerla hasta tanto algún gobierno de turno se encargue de dejarla en condiciones aceptables para el tránsito en bicicleta; y como ya sabemos aquí en Colombia, pueden pasar años antes de que esto suceda.

Llegamos al punto de fuga de Canicas, donde al contrario de la anterior, si se habían tomado el trabajo de pavimentar la vía de acceso al puerto y encontramos un tapete asfáltico de lujo para nuestras flacas. Breve “parada técnica” y empezamos el primer ascenso del día. El tigre Jeferson fue el encargado de prender la mecha desde el comienzo acabando con la pacífica jornada y con el motor fuera de borda no hubo quien lo alcanzara, coronándose primero en la cima. El resto de la A, Sander, Felipe, Leonardo y Néstor; fueron los encargados de escoltarlo, mientras que Javier, Luigi, Jorge, Horacio, Rufo, Darío, Miguel, Diego y Giovanny llegaron en posiciones secundarias. Atrás en el duelo de coleros logré imponerme por delante de Rodrigo, Sergio, René y Manuel, que cerró el lote con un ascenso bastante forzado.

Mientras esperábamos a este último aparecieron Rubén, Edgar y Héctor; quienes equivocaron la ruta y llegaron al puerto por el lado de Subachoque. Emprendimos el descenso hasta el pueblo y sin pensarlo dos veces tomamos el camino hacia las nubes. Los tigres picaron en punta y el resto empezamos a comer las sobras con la cabeza agachada en acto de sumisión con la montaña y pidiendo misericordia cuando llegara la hora del definitivo remate.
Las primeras duras rampas dieron cuenta de René, Sergio y Rodrigo; al tiempo que yo me sostenía con Edgar con Miguel y Giovanny un poco más adelante. En los primeros descansos nos fuimos separando pero al mismo tiempo nos daba alcance Darío. Sorteamos la siguiente seguidilla de rampas, más cortas pero no menos duras que las anteriores. Al llegar a un alto divisamos el muro inclemente que nos esperaba y por el que se alcanzaba a distinguir algunos BSRs trepando cual garrapatas.  Edgar tomó la delantera y Darío lo siguió. Yo dejé que el corazón se estabilizara un poco pues ya amenazaba con dar media vuelta y devolverse por su cuenta.  Sin más demora ataqué a la bestia con el 34-25 y la esperanza de no sucumbir tan fácil. Unos metros arriba Edgar culebreaba de lado a lado minimizando el impacto pero duplicando el recorrido. Poco a poco fui recortándole terreno con mi táctica frentera que significaba más esfuerzo pero un sufrimiento más corto.  Llegamos a la rampa más dura, una perra del 18% según las Altimetrías de Colombia, pero que yo creo que pasa del 20, ahí Darío clavó estaca y se estacionó. Seguí derecho pero sentí cuando volvió a subirse a la flaca en pro de recuperar la casilla. Ahora el reto no era alcanzar a Edgar que volvía a sacarme ventaja cuando la inclinación bajaba, sino mantener a raya a Darío, lo que finalmente pude hacer un par de curvas después al coronar nuevamente este infame puerto.

Jeferson, Carlos Rico y Sander conformaron el podio maderero. Los siguieron Leonardo, Rubén (cómo sube este muchacho), Javier, Luigi, Néstor, Jorge, Ruffo, Horacio, Giovanny, Héctor, Miguel, Edgar y yo. Cerraron Darío,  Rodrigo, Sergio y René. Parece ser que Manuel, Diego y Peter también asomaron hasta la Virgen pero se salvaron del calvario final.

En el descenso Luigi sufrió un pinchazo y mientras lo auxiliamos la avanzada aprovechó el desorden para instalarse en el parque a desayunar, situación esta que influenció en el desenlace final, pues los que llegamos más tarde acordamos en adelantar la meta unos metros para no llegar tan lanzados a la glorieta de Siberia,
mientras que los comensales no se enteraron del dichoso cambio, desembocando esto en que el último sprint de la temporada se viera envuelto en caos y confusión, pues mientras unos enfocaron sus fuerzas frente a las canchas de fútbol y soltaron el acelerador, los otros apenas lo estaban oprimiendo y siguieron de largo al punto de meta acostumbrado. A la postre y para no entrar en discusiones y remover heridas de guerra, me abstendré de dar posiciones de llegada para limitarme a contarles que todos llegamos bien, sanos y salvos; concluyendo con esta etapa la cuarta temporada de nuestro querido grupo Bogotá Sobre Ruedas.

Muchas gracias a todos los participantes, nos vemos la próxima.

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