Sesquilé S'il vous Plaît
El pasado 31 de Mayo se cumplió la etapa 14 del calendario de Bogotá Sobre Ruedas con destino a Guatavita y Sesquilé , con la participación de 21 pedalistas, uno de ellos nuevo, Jorge Eliécer Pérez, otro ciclista aficionado de mil batallas y una larga experiencia. A primera hora los de las categorías inferiores fuimos los encargados de abrir el paso en el mítico ascenso al Alto de Patios: Gabriel, Antonio, Sergio y yo; arrancamos cuesta arriba con la esperanza de sostener el mayor tiempo posible la ventaja de 2 minutos que nos separaban de los de la C. Sin mediar palabra ni acuerdo alguno, me puse al frente del cuarteto de punta y con paso sostenido en un módico 34-25 pero con la cadencia por encima de 60, me propuse bajar de los casi 35 minutos que había hecho en el anterior intento, mucho mejor eso sí, que los 39 y pico de la segunda etapa a principio de año.
La estrategia empezó a dar sus primeros resultados cuando en el kilómetro dos ya Gabriel ya se había soltado, sin embargo a la altura del CAI, empezaron los sobrepasos en cabeza de Miguel Angel y Ruffo, quienes iban en su ya acostumbrado duelo montañero, seguidos de cerca por Javier Mosquera y Jorge Eliécer. Los tigrillos hicieron su aparición unos metros más adelante encabezados por David, José y Mauricio, que hoy se estrenaba en la categoría B. En el kilómetro 4 las cosas seguían cambiando, Antonio empezaba a perder terreno y Sergio hacía grandes esfuerzos por no perder mi rueda. En este punto pasaron los tigres Sander y Leonardo; seguidos de lejos por Giovanny que venía recuperando terreno por retraso y Luigi, que había decidido hacer examen de admisión con los de la A, quemando sus cartuchos al querer emular el paso “motofelino” en los primeros kilómetros.
El premio de segunda categoría fue ganado por Sander, completando el podio Leonardo y Javier. En el cuarto lugar entró Mosquera por encima de David, Ruffo y Jorge Eliécer. José alcanzó a entrar octavo y lo siguieron Miguel Angel, Mauricio, Luigi y Giovanny. Sergio aprovechó el descanso en el sector de la capilla para atacarme y sacarme una buena ventaja, pero a pesar de mi esfuerzo en el remate no logré recuperar lo perdido y llegué en la casilla catorce con la satisfacción del reto cumplido: 34 minutos y 37 segundos. Rubén llegó detrás de mí por retraso de cobijas, seguido por Arley, que regresaba al grupo luego de su receso obligado por culpa de los malditos ladrones. Antonio entró de 17, Gabriel 18 y los hermanos Michael y Jhonatan 19 y 20 respectivamente, pues tenían una diligencia pendiente en el mirador. El último en arribar fue Yang, también por retraso y desconocimiento de la ruta.
Bajamos del Alto y en la quebrada David nos abandonó al encontrarse un poco mal de salud para continuar. En La Calera volvimos a reagruparnos y nos pusimos los impermeables pues unas pequeñas gotas amenazaban de lluvia. Subimos Las Arepas y seguimos hasta la Ye, donde doblamos a la derecha para subir el Alto del Salitre. Llegado el punto de fuga el grupo empezó a desintegrarse a medida que se inclinaba el terreno. Los cuatro jinetes que habíamos partido adelante en Patios volvimos a encontrarnos en la retaguardia ahora acompañados con Arley y Yang. Creí que esta vez sería el desquite de Sergio después del hachazo de la última vez cuando fuimos a Guasca, pero parecía que hoy no estaba en su mejor día. Otra vez me vi subiendo en solitario y sacando un poco de luz sobre mis compañeros, hasta que me alcanzó por Arley por algunos minutos, al cabo de los cuales su falta de entrenamiento se hizo evidente y quedó de nuevo atrás.
A falta de un kilómetro y ya con el premio en el bolsillo, las gafas que llevaba colgadas en la parte de delante de la camiseta, empezaron a balancearse peligrosamente por lo que decidí pasarlos al bolsillo trasero, con tan mala suerte que uno de los lentes se soltó y cayó al pavimento. Me bajé y me devolví inmediatamente para poner todo en orden dándome cuenta que afortunadamente la ventaja que llevaba me alcanzaba para llegar por delante de mis perseguidores.
En El Salitre se impuso Sander sobre Leonardo y Jhonatan. En el cuarto lugar llegó Rubén seguido por Giovanny, Luigi, Javier, José y Mauricio. Miguel Angel llegó de once y esta vez le devolvió atenciones a Ruffo, Jorge Eliécer entró trece y Castañeda catorce. Yo llegué enseguida de ellos y por delante de Sergio, Yang, Arley, Gabriel y Antonio.
Nos descolgamos rápidamente hasta el cruce de Guasca donde volvimos a reagruparnos y continuar con el trazado, pero un par de kilómetros después Rubén y Antonio sufrieron pinchazos simultáneos que obligaron a hacer una parada no estipulada. Superados los percances encaramos el ascenso hacia Guatavita, que aunque corto, no pasa imperceptible para las piernas que ya venían pidiendo descanso. La buena noticia fue que llegamos al pueblo completos y la mala era que el refrigerio había sido programado en la población de Sesquilé, así que todavía nos quedaban 15 kilómetros de columpios que acabarían por minar las fuerzas de más de uno, sobre todo de Arley, que se había arriesgado a meterle fondo a su primera salida con el grupo y que tuvo que sudar la gota gorda para llegar montado en su bicicleta al pueblo.
La hora del desayuno ya había pasado y tardamos un poco en conseguir dónde nos aliviaran el hambre, así como una mesa para 20 pedalistas con sus respectivos caballitos. La espera valió la pena y salimos bastante renovados para enfrentar los 42 largos kilómetros que nos separaban
de la meta en la entrada a Guaymaral. Al salir nos encontramos con un pinchazo de Castañeda que fue hábilmente atendido por nuestros mecánico-ciclistas, para partir unos 10 minutos después con rumbo a la capital. Retomamos la Autopista Norte y fuimos ganando velocidad a medida que se asentaba el desayuno y se despertaban de nuevo las piernas. Antonio se encargó de neutralizar al grupo al paso por la tachuela que antecede el peaje, después del cual tratamos de organizar con poco éxito un trabajo de relevos que nos acercara sin mucho esfuerzo a la siguiente población. Después de eludir exitosamente la lluvia, al pasar por Gachancipá un fuerte aguacero nos sorprendió y nos lavó sin piedad por algunos kilómetros, sin que esto fuera impedimento para bajar la guardia en el ritmo. Al llegar a Briceño sin embargo el clima era otro, y esto, unido a que llegábamos al punto de fuga y se disparaban los velocímetros, sirvió como secadora natural que todos agradecimos sin protestar.
de la meta en la entrada a Guaymaral. Al salir nos encontramos con un pinchazo de Castañeda que fue hábilmente atendido por nuestros mecánico-ciclistas, para partir unos 10 minutos después con rumbo a la capital. Retomamos la Autopista Norte y fuimos ganando velocidad a medida que se asentaba el desayuno y se despertaban de nuevo las piernas. Antonio se encargó de neutralizar al grupo al paso por la tachuela que antecede el peaje, después del cual tratamos de organizar con poco éxito un trabajo de relevos que nos acercara sin mucho esfuerzo a la siguiente población. Después de eludir exitosamente la lluvia, al pasar por Gachancipá un fuerte aguacero nos sorprendió y nos lavó sin piedad por algunos kilómetros, sin que esto fuera impedimento para bajar la guardia en el ritmo. Al llegar a Briceño sin embargo el clima era otro, y esto, unido a que llegábamos al punto de fuga y se disparaban los velocímetros, sirvió como secadora natural que todos agradecimos sin protestar.
En el momento de la estampida el grupo iba en fila india tratando de hacer los relevos, los cuales fallaron por algunos compañeros que soltaban la rueda del que iba adelante, ocasionando cortes innecesarios en el grupo y perjudicando de paso a los que quedaron atrás al prender motores. Uno de ellos, Sergio, fue de los últimos en salir en persecución de los felinos que ya se estaban batiendo en feroz remate. En la retaguardia y como cabos sueltos flotando a la deriva cada uno por su lado, quedé yo seguido por Antonio, Gabriel y Arley; quienes mantendríamos esas posiciones hasta la meta. La etapa la ganó Sander escoltado por dos nuevos embaladores Jhonatan y Castañeda. En la cuarta posición llegó Miguel Angel y tras él: Leonardo, Luigi, Giovanny, José, Javier, Ruffo, Rubén, Sergio, Michael y Yang. Dos de los compañeros no llegaron a meta: Jorge Eliécer, quien tenía un compromiso en Cota y tomó el desvío y Mauricio, que no tenía compromiso, pero tomó el desvío que lo llevó a Bogotá por la carrera séptima.
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