CRÓNICA ZIPAQUIRA - EL PARAMO

Etapa 11: El Páramo: Juego Macabro
Guiándonos por el clima de los días que precedieron al pasado 22 de Noviembre, la pregunta no era ¿amanecería lloviendo? sino ¿a qué horas empezaría a oscurecerse el cielo? Por esta razón el orden de la jornada exigía que nos ciñéramos estrictamente al Plan de Carrera para ir hasta el Alto del Páramo (Alto del Águila para otros) y devolvernos antes de que se desgajara el aguacero, para lo cual se trasladó el acostumbrado refrigerio en Zipaquirá para hacerlo en la misma cima y devolvernos por el muro sin tener que entrar de nuevo al centro del pueblo. Una cancelación de última hora, otro que nunca llegó y uno más que apareció, resultó en un total de 18 pedalistas en la grilla de partida que bajo un precioso sol de verano se desplazaban por entre la maraña de automóviles que trataban de abandonar la ciudad en un inusual trancón de domingo en la mañana. Un poco despejado el panorama y con pavimento en buen estado, finalmente vinimos a reagruparnos al pasar el peaje para enganchar los vagones que conformarían este tren ciclístico. A la cabeza de Leonardo y Fernando en un principio, y de Sander y Luigi después, avanzamos juiciosamente según lo previsto recortando la distancia a la salada población vecina, solo interrumpidos por una lamentable caída al pasar la carrilera de nuestro compañero Luigi, en la que también se vio involucrado el menor de los Schleck, Michael. Gracias a Dios el grupo había aminorado la velocidad al paso a nivel y las consecuencias no pasaron de pequeñas raspaduras y un tensor un poco doblado que fue puesto en su sitio a la entrada del pueblo.
Nos introducimos zigzagueando por entre las calles, pues a raíz de un evento en la plaza central algunos pasos estaban cerrados. Pronto retomamos nuevamente el rumbo e iniciamos el único ascenso de la etapa, un puerto quebrado de segunda categoría de unos 16 km de longitud. Con el grupo entero y neutralizado por Rodrigo, nuestro “pace car” de esta temporada (mientras toma forma), hicimos los primeros dos kilómetros y comprobamos con nuestros propios ojos lo que ya habíamos escuchado de otros colegas, la carretera había sido intervenida en su totalidad y quedó transformada en un verdadero tapete asfáltico… ya era hora, ¿acaso sería por las recientes elecciones? Llegamos a la intersección en donde el Muro de Zipaquirá se adhiere al camino y escuchamos el silbato, señal inequívoca de que se abría la temporada de caza. Los felinos inmediatamente rompieron filas y pasaron a comandar la vanguardia en un duelo ya bien conocido por nuestros lectores, tigres y tigrillos se lanzaban cuesta arriba enganchando sus fierros con el desarrollo que mejor se les acomodaba a sus afiladas garras. Atrás los de siempre, cachorros y gatos de menor desempeño, hacíamos lo posible por no desfallecer en el intento. Jhonathan   tomó   la   delantera   al   lado de su golpeado hermano. Sander, Leonardo y Néstor perseguían a escasos metros mientras que Jorge, Javier, Luigi, Giovanny, Rubén y hasta el mismo Carlos, los mantenían en la mira un poco más atrás. En la retaguardia Piña y Paolo cerraban el grupo perdiendo la rueda del Tocayo que picaba en punta y Fernando, Yang, Rodrigo y Sergio que se sostenían en medio de éstos. El premio de montaña se lo llevó Jhonatan, seguido por Sander que por poco se ve sorprendido en los últimos metros por el líder Leonardo. Néstor llegó cuarto y Michael hizo valer sus heridas de guerra por encima de sus congéneres de la B llegando quinto. Rubén arribó sexto por encima de Javier y  Luigi que hoy  tenía poco fondo (según dijo después). Jorge casi es alcanzado por Giovanny, y éste a su vez por Carlos en la casilla once. Fernando y Yang soltaron a Rodrigo y Sergio y luego alcanzaron y pasaron al Tocayo antes de coronar el primer alto, El Zipa, pero éste último volvió a reclamar su posición en el siguiente repecho para volverla a perder en los venideros. Finalmente Fernando tuvo más fuerzas que Yang en el remate de la cima y llegaron doce y trece respectivamente. El tocayo arribó catorce y a Piña le alcanzó para llegar de quince. Rodrigo sigue recuperando su estado físico y se reportó dieciséis en el alto, seguido por Sergio y Paolo que parece que últimamente no se han montado en sus flacas con juicio. “Al que quiera más, que le piquen caña” dice el popular dicho valluno. No contentos con lo hecho hasta el momento, Sander, Néstor, Piña, Jhonatan y Michael; bajaron por el lado opuesto del Alto hasta la población de Pacho, unos 23 km aproximadamente, para hacer un poco más de montaña…¡de apetito estos tigres! Los trece restantes acabamos el refrigerio y emprendimos el regreso. El sol seguía calentando sin piedad y el cielo no presentaba nubes, lo que nos dio una promisoria sensación de poder llegar secos a la casa. Al llegar de nuevo al final del Muro nos lanzamos literalmente de clavado cuesta abajo pues las rampas son brutales. Con mucha precaución y con el manillar apretado al máximo, bajamos suavemente casi en ángulo de 45 grados hasta que la vía fue alcanzando su nivel normal, gastando tal vez la mitad de la vida de las zapatas de los frenos de nuestras bicicletas. El atajo sin embargo nos significó un importante recorte en el presupuesto y pronto nos vimos saliendo de Zipaquirá y retomando la amplia carretera de retorno a casa. Como habíamos tenido tiempo de sobra para hacer la digestión, alcanzamos la velocidad crucero fácilmente y avanzamos a buen paso hasta el punto de fuga, el cual pasó inadvertido para algunos sprinters por lo que pudimos seguir al cobijo de los especialistas por un par de kilómetros más, aunque con el velocímetro aumentando poco a poco, lo que hizo que el grupeto se estirara inexorablemente hasta romperse por su lado más débil y dividirnos de acuerdo a nuestras capacidades.
En ese corte quedó Fernando y Yang flotando mientras que el Tocayo, Rodrigo y Paolo quedaban a merced de sus fuerzas. Los felinos acompañados por Carlos y Sergio se acomodaron por encima de los 40 km/h y fueron devorando los kilómetros que les separaba de la meta, sin embargo extrañamente el líder Leonardo fue el primero en soltarse de los embaladores y ellos en poco o nada se percataron de lo que pasaba. Fernando y Yang por su parte hacían relevos para hacerle frente al viento de costado que los azotaba por momentos, hasta que un perro se atravesó (como perro por su casa) y casi les acaba de gastar lo que les quedaba de zapatas de la jornada, empero volvieron a tomar impulso y reiniciaron las labores, soltándose otra vez Yang de la rueda de su compañero y aprovechando éste último para hacer un poco de luz entre los dos pedalistas.
En la punta las cosas estaban por terminar y fue Giovanny el encargado de dar el latigazo a sus hasta ahora compañeros de viaje, tomando una ventaja que iba aumentando con la potencia de sus piernas. Ya resignados con posiciones secundarias Luigi y Sergio tuvieron un golpe de suerte, pues un grupo que venía de atrás los sobrepasó con la velocidad suficiente para poder pegarse cuál sanguijuelas y exprimirlos un poco. Aquí también venia Jorge en primera clase   y   a   bordo   de   este   tren  dieron   alcance   a   un solitario   Giovanny   que luchaba con cuerpo y alma en los últimos metros. Mas sin embargo, como si se tratase del doctor 
Heckyll and Mr.  Hyde,  emergió  del fondo del grupo Luigi, ahora convertido de nuevo en “El Malvado”, enarbolando su hacha macabra y con los últimos arrestos que le quedaban se fue en solitario a sellar una   nueva   victoria   de etapa seguido por su secuaz del atentado, Sergio Cavendish, apenas si dejando saborear un peldaño del podio al exhausto Giovanny. El otro cómplice, Jorge, llegó en la casilla cuarta seguido de cerca por Carlos. Rubén le repitió la dosis a Javier dejándolo de séptimo. Luego de soltar a Yang, Fernando cabalgó en solitario y divisó a Leonardo que pedaleaba sin muchas ganas. 
Cuando empezó a subir el puente vio como el líder llegaba a la parte más alta y finalmente se bajaba de su bicicleta. Bajó la velocidad para indagar la causa, a lo que Leo contestó que se había pinchado, pero al mirar hacia atrás advirtió que Yang venía a pocos metros y aplazó su obra de buen samaritano a sabiendas de que esto le costaría unas casillas y de que todavía quedaban más compañeros para suplirlo en esa labor. Apretó pues el paso y se lanzó con todo para defender su puesto, pues no todas las veces se puede llegar entre los diez primeros, así sea a costillas de los demás. A la postre llegó octavo y detrás de él Yang, el Tocayo, Paolo y Rodrigo que si se quedó ayudando al desvalido compañero y fungió como carro escoba cerrando las acciones por este día.

Es todo compañeros, nos vemos la próxima.

No hay comentarios.: