Rejuvenecidos por el Neusa
Etapa nueve del calendario 2015 y la lluvia nos sigue aplazando los horarios. Tal y como sucedió en la pasada salida, hoy 12 de abril hemos tenido que esperar a que el pavimento secara un poco en algunos sectores de la ciudad y hacer más segura la rodada de todos. Salgo a la Autopista Norte a esperar el paso del expreso BSR con un poco de antelación pues me esperan tres nuevos compañeros, las últimas contrataciones y tal vez los más viejos. Se trata de Andrés Bello, un joven de 14 años quien es una de las promesas del patinaje de nuestro país, pero que refuerza su entrenamiento con ciclismo (que mejor terapia) y viene acompañado de su padre, un viejo amigo que nos servirá de carro acompañante en el camino. Avanzamos con Andrés un par de cuadras hacia el norte donde están que se estrenan los hermanos Jhonatan y Michael Salcedo, otros veteranos de 16 y 18 años de edad que están haciendo sus primeros pinitos en el deporte y que recluté en mi CCEE (Campo de Concentración de Entrenamiento Estratégico) donde hago mis prácticas solitarias en aras de disputarle algún día un ascenso a algún felino. Los hermanos aunque apenas llevan unos seis meses practicando, ya están en capacidad de atender a más de un tigrillo de la colectividad. Ahora si como dijo Parrita “se nos va a joder el promedio de edad”.
El BSR Express no tarda en pasar y en menos de cinco minutos ya estamos engrosando el lote que hoy sumó 21 pedalistas, aunque un par de ellos, Leonardo y Rubén, tuvieron que sufrir las duras y las maduras para alcanzar al grupo. La etapa era larga y había que recuperar el tiempo perdido por lo que el ritmo de carrera algo inusual para las salidas por este sector ya fluctuaba por encima de los 30 km/h incluso antes de llegar al peaje con la carretera en mejor estado y en donde se nos unió Ruffo a la caravana. Doblamos por La Caro y enfilamos hacia Zipaquirá pero no entramos al pueblo sino que tomamos la variante que va hacia Ubaté para abandonarla kilómetros después y entrar a Cogua por un costado del parque principal. Una parada tipo “ stop and go” mientras José traía a Leonardo que andaba un poco desubicado en su persecución solitaria y de nuevo arrancamos. Me puse al frente del grupo y neutralicé la carrera hasta el sitio conocido como La Capilla, a la vuelta del cual estaba ubicado el primer punto de fuga de la jornada. El Neusa nos esperaba.
La desbandada no tardó en llegar y tan solo pasar la línea imaginaria del dichoso punto en cuestión, el grupo en pleno se lanzó en pos del premio de montaña del día a la cabeza de José. Solo Yesid y yo quedamos en la retaguardia, él un poco más atrás y acusando un cansancio físico tempranero pero con la convicción de llegar a la cima del alto en cuestión, así que a los dos nos tocó hacer el ascenso en solitario. Mis compañeros de categoría no dieron papaya y también se fueron adelante aprovechando la poca inclinación de los primeros kilómetros y lograron sacarme la ventaja suficiente para llegar por delante de mí. A Sergio fue al único que logré divisar en los últimos metros antes de finalizar el puerto, y aunque debo darme el crédito de que logré descontarle un buen trecho, la suerte ya estaba echada y llegué unos doscientos metros después de él.
El botín se lo ganó Sander en mano a mano con Jeferson. David completó el podio y José se fajó un buen ascenso llegando de cuarto, sacudiéndose solo un kilómetro atrás del joven patinador que pagó caro su competencia de iguales con los tigrillos y quedó literalmente sin gasolina, siendo asistido por su padre que lo llevó cómodamente sentado en su vehículo hasta la cima. Los hermanos Johnatan y Michael sorprendieron en su debut y llegaron quinto y sexto respectivamente por encima de Giovanny y Luigi. Enseguida llegaron los de la C, Mauricio , Héctor, Miguel Angel y Ruffo; seguidos por algunos de la D, Edgar, Javier Mosquera y el Tocayo. El trabajo de conexión de Leonardo no fue gratis y sus consecuencias se reflejaron en su puesto 16 de la escalada, seguido por Sergio, miguelito, Rubén (que hasta ahora se integraba al grupo) y Yesid.
Algunos bajaron el kilómetro largo que nos separaba del embalse, mientras que otros descendimos de regreso al sitio destinado para el refrigerio donde finalmente nos reunimos la totalidad de compañeros para recargar energías. Una vez analizado los pormenores del ascenso, los pronósticos, las estrategias y demás temas que suelen tocarse en estas improvisadas “ruedas de prensa” comestibles, nos alistamos para deshacer los más de 40 kilómetros que todavía nos separaban de la meta, gracias a Dios sobre terreno llano.
Seguimos bajando y llegamos de nuevo a La Capilla, donde doblamos a izquierda para volver a conectar con la variante sin necesidad de entrar a Cogua. El paso fue moderado mientras llegamos a la carretera principal donde otra vez yo me puse al frente del pelotón con el ánimo de neutralizar a los impacientes pasistas. Poco a poco y a medida que ganábamos en cadencia, el ritmo fue aumentando hasta llegar a los 35 km/h sin tener ninguna baja en las filas. Esto nos motivó a seguir apretando el acelerador y aprovechar las ventajas de rodar en grupo compacto. Aproveché la disposición en que se encontraban los sprinters y les propuse que aplazáramos el punto de fuga hasta donde empezaba la variante de Cajicá, a lo que hubo un consenso general, pues nos beneficiábamos tanto los que iban a rematar, por tener que hacer menos kilómetros a tope, como los que quedaríamos atrás, al no quedar solos tan lejos de la meta. Sin embargo al sobrepasar un puente Yesid se quedó rezagado pues las fuerzas ya lo estaban abandonando y esto nos cambiaba los planes. Esperé a que el “back of pelotón” volviera a conectar con el grupo pero lastimosamente la ventaja parecía ir en aumento, por lo que recurrí a quedarme un poco y hablar con el conductor del carro acompañante que nos seguía a una distancia prudente. Convenimos en que le ayudaría a alcanzarnos o en última instancia a subirlo a bordo si las condiciones físicas no daban para más. El conductor cumplió con el recado y volvió unos minutos después para informarme que Yesid había dicho que no había problema y que seguiría a su ritmo, pero que llegaría a la meta montado en su bici. Ante esa respuesta no había nada que hacer, la voluntad de un ciclista es sagrada y hay que respetarla.
El BSR Express siguió en su vertiginoso avance, llegando al punto de fuga programado en el Plan de Carrera original, donde inexplicablemente Sander aceleró la moto y salió disparado. De inmediato se prendieron las alarmas y algunos felinos quisieron emular al insurrecto pero José los atajó para que ellos tampoco cayeran en la tentación. El grupo siguió compacto hasta el nuevo punto pactado donde de inmediato apretó más el acelerador y empezó a estirarse a lo largo de la calzada. En este latigazo se quedaron el Tocayo, Héctor y Mauricio; mientras que yo pude aferrarme al último vagón aprovechando tal vez la succión de este despiadado tren. Los hermanos Salcedo pasaron a comandar las acciones por unos instantes echándole más carbón a la locomotora que amenazaba con descarrilarse. Luego José volvió al frente manteniendo la velocidad otro buen trecho hasta que Jeferson volvió a “chancletear” el pedal y ahí sí fue Troya. El lote se empezó a fraccionar de adelante hacia atrás y el coletazo me hizo soltarme del expreso que a esas alturas ya sobrepasaba los 45 km/h.
Sin la fuerza motriz que me obligaba a sostener un paso y los vagones que me cortaban el viento, pronto vi como se alejaba poco a poco mi bienhechor rodante mientras trataba de colgarme nuevamente en un par de intentos de pataleos infructuosos. Las piernas también estaban reclamando su merecido descanso pero todavía estaba lejos la raya de sentencia. Michael, uno de los hermanos, también se soltó de la máquina y naufragaba unos metros por delante de mí, cada uno haciendo lo posible por no sucumbir en este mar de asfalto. Sorpresivamente Mauricio me dio alcance y siguió de largo con nuevos bríos, llegando hasta donde Michael quien no lo pensó dos veces para tomar su rueda. Este par de compañeros serían mi última tabla de salvación, así que empecé a trabajar de nuevo para poder engancharlos y por qué no decirlo, aprovecharme de su mejor estado físico. El carro acompañante pasó en esos momentos y las voces de aliento me infundieron el ánimo y las fuerzas que necesitaba para lograr mi cometido. Ahora los tres perseguidores ya teniamos en la mira a Rubén, pero éste no daba su brazo a torcer y supo mantener la ventaja.
Llegamos al último puente antes de tomar la Autopista Norte y en la subida del mismo no pude sostener el ritmo inmutable que llevaba Mauricio y volví a perder la rueda de mis compañeros. A pesar de que bajando le puse todos los fierros disponibles el daño ya estaba hecho y me tuve que conformar otra vez con ver partir a mis antiguos compañeros de persecución. Con los restos de lo que me quedaba de combustible rodé en solitario por la Autopista con el propósito de por lo menos no dejarme alcanzar de los otros BSR’s que ya había dejado atrás. Para fortuna mía todavía ganaría una casilla más en el sprint, pues a Michael el motor le empezó a echar humo un par de kilómetros antes de meta y lo rebasé sin ninguna respuesta de su piloto. Cinco minutos después entraba en barandas, terminando esta larga etapa combinada de 110 km., contados desde la salida en Los Héroes hasta la entrada a Guaymaral; un recorrido no despreciable para unos ciclistas aficionados como los de Bogotá Sobre Ruedas.
El primero en llegar obviamente fue Sander, pero tuvo que ser sancionado por La Organización por no respetar el cambio del punto de fuga, así que el podio de la etapa lo hiceron Jeferson, Leonardo y Giovanny. Miguel Angel se fajó un excelente remate que le alcanzó para llegar de cuarto, seguido de cerca por el patinador Andrés y Javier Mosquera, otra revelación de los sprinters. Luigi y Sergio decepcionaron y entraron en la casilla séptima y octava respectivamente. Luego lo harían Edgar, José, David, Johnatan y Rubén que no se dejó alcanzar de Mauricio. Enseguida llegó este cronista, Michael, Héctor, el Tocayo y Yesid, quien aparte de todo sufrió dos pinchazos ya llegando.
Eso fue todo compañeros, nos vemos la próxima.
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